El ladrillo macizo en los tiempos de sustentabilidad

Revista Arquis – Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo

El Ladrillo Macizo en los Tiempos de la Sustentabilidad – Arq. Susana I. Mühlmann

Imagen: Instituto de Geomorfología y Suelos de la Universidad de La Plata

Introducción

En 1999 asistí a una novedosa jornada sobre toxicidad de los materiales de construcción. En un momento dado, un señor mayor, muy humilde, se acercó al estrado y pidió dirigirse al público. La sorpresa de los organizadores y la mirada curiosa de los asistentes le dieron su apoyo. El señor alzó frente al auditorio una hoja de papel con un mapa coloreado a mano, y con suave firmeza, explicó que ese gráfico era la Provincia de Buenos Aires, y que los colores señalaban tierras habían sido campos de cultivos, pero que en la actualidad se explotaban para la fabricación de ladrillos. La contundente frase final quedó grabada en mi memoria y me heló el alma: “Estamos destruyendo nuestra Pampa”.

Años después, en el equipo del CIHE[1] surge este relato y se decide estudiar la situación del ladrillo macizo en la Argentina, que acorde a la afirmación que sostiene que la cultura hace hincapié en el momento que se vive, comienza con una breve reseña histórica para situarnos en contexto.

Composición, Tema: El Ladrillo

El ladrillo macizo es uno de los materiales de construcción por excelencia. Hijo directo del adobe, sus orígenes se remontan a más de nueve milenios en regiones asiáticas con escasez de piedra, en las que hasta hoy se yergue la evidencia de su extendido uso.  Desde los zigurats de la Mesopotamia y la Gran Muralla China, hasta los acueductos romanos y las pirámides precolombinas, el ladrillo macizo forma parte del legado constructivo, arquitectónico y cultural del mundo. Pero además de su evidente durabilidad y versatilidad, entre tantas cualidades y propiedades que lo mantienen vigente en el diseño y la construcción de hoy, ¿qué es lo que hizo posible su presencia en todos los continentes? La respuesta es muy simple, está hecho de la primera piel de nuestro planeta: la tierra.

El Ladrillo llega a las Indias

Si retrocedemos unos 500 años, cuando el ladrillo entró al continente de la mano de la Conquista Española, la prioridad era erigir construcciones con rapidez y acorde a lo que conocían: la tradición constructiva de la que provenían. El progresivo sometimiento de los indígenas permitió una mano de obra barata, que aprendió sin dificultad y con aportes de su propia cultura, la técnica del adobe primero, y del ladrillo macizo después. Son invalorables los ejemplos aún en pie de la Arquitectural Colonial y Pos Colonial en toda América Latina. Era una época en la que los recursos naturales se consideraban ilimitados, y la valoración, en el caso de los materiales de construcción, pasaba por la facilidad de su obtención y trabajabilidad. Se ponderaba el Uso, basado en el paradigma de lo Utilitario.

La Gran Inmigración, los Trenes y el Siglo XX

A partir de la Revolución Industrial, las prioridades del mundo occidental cambian y prima el Costo Económico, ahora basado en el paradigma del Costo Beneficio en relación a la Producción. Sin embargo, hay puntos del paradigma anterior que siguen rigiendo, como la idea de que los recursos naturales jamás tendrán fin, y también, la introducción de nuevas tradiciones constructivas, por ejemplo, la inglesa, con sus estaciones de ferrocarril, que pasaron a formar parte del paisaje argentino y que con poco o nulo mantenimiento, aún perduran en considerable número.

Ya avanzado el Siglo XX, nuevos movimientos arquitectónicos llegan a nuestras tierras, y si bien esto trae el desarrollo de nuevas tecnologías y materiales, el ladrillo macizo, ahora acompañado de su hermano moderno, el ladrillo hueco, no se va. En un mundo de innovación, la mampostería ladrillera es tradición en la Argentina, y con juntas de argamasa o de cemento, hecho a mano o salido de una máquina, el humilde ladrillo, adaptable todos los movimientos y estilos, sobrevive y habita construcciones de cualquier edad.

Milenios de historia deberían demostrar ventajas y beneficios de tan noble material, sin embargo, nuevos estudios con diferentes enfoques revelan que el apreciado ladrillo no es tan benigno, y sobre todo, no proyectable para el futuro, a menos que el deseo de su uso y la toma de conciencia de lo que determinados impactos están produciendo, decidan la implementación de drásticos cambios, sobre todo en políticas de estado.

El Ladrillo Macizo en los Tiempos de la Sustentabilidad

Con el progresivo agotamiento y contaminación de los recursos naturales, las relaciones entre determinadas tecnologías y substancias con el impacto en el ambiente y la salud, y el impacto a corto, mediano y largo plazo que la irreversibilidad de determinados daños y proyección de los mismos u otros (impacto) a futuro tendrán en el planeta, entramos en el paradigma de la Sustentabilidad, definida como “un crecimiento económico con bienestar para asegurar la satisfacción de sus necesidades, sin comprometer las de las generaciones futuras” (Brundtland, 1987)[2]

Tomamos como encuadre los aspectos que están relacionados con las cualidades de los materiales, y sobre la premisa de la prevención en las consecuencias directas o indirectas sobre el ser humano y el planeta, tales como, la reducción de los elementos que puedan contener substancias tóxicas que causen detrimento en la salud y/o degradación del ambiente, la reducción de toda contribución a la problemática del desequilibrio climático, y el cuidado y la conservación de los recursos naturales, aspecto éste, en el que se encuadra nuestro objeto de estudio: el ladrillo macizo.

Criterios de Evaluación

Dada la complejidad del tema, los aspectos tomados en cuenta en este artículo son el Ciclo de Vida Útil (obtención de la materia prima; procesamientos, transporte y estibado; aplicación o instalación en obra; uso y el final de su vida útil), la Composición química y el Comportamiento ante el fuego. 

Situación Local del Ladrillo Macizo

En principio, el ladrillo macizo proviene de un recurso natural no renovable, y según organismos especializados, el 99 % de la producción que llega al mercado es informal y en los hornos abiertos no hay control de las emisiones.

  • En este sentido, los ensayos de calidad para verificar que no haya, por ejemplo, eflorescencia ni sales solubles, no son obligatorios.
  • Otro factor a tomar en cuenta es que para fabricar ladrillos de buena calidad se necesita humus, que es el componente más fértil de la tierra y su extracción (se llama decapitación) degrada el suelo.
  • La utilización de humus para ladrillos es un ejemplo de lo que es el desarrollo NO sustentable, porque no sólo degrada o baja la producción de un recurso natural, en este caso suelo productivo, sino que lo elimina.
  • Un estudio realizado para el partido de La Plata muestra la situación actual de la tierra, en cuanto a urbanización, producción agrícola, localización de ganadería, tierras que han sido decapitadas y localización de hornos ladrilleros, en la que se verifica una franja óptima de suelos con capacidad agraria al norte del Río Salado, en la que se encuentra Chacabuco, cuyos suelos han sido de los más ricos de la región, y que en este momento están gravemente degradados.

Otros Componentes del Ladrillo Macizo:

Dependiendo de dónde se realiza la extracción, es usual que la tierra pueda contener substancias propias de actividades de la zona, las cuales pueden ser inocuas o no, por ejemplo:

  • Si hay contenido de trapos y /o pelusas de lana o algodón, paja o materia vegetal diversa en estado natural (sin agregados químicos), y/o excremento vacuno y equino (bosta, ya sin emanaciones de gas metano), las emisiones surgidas de la quemazón no producirán efectos adversos en la salud ni en el ambiente.
  • Si hay contenido de fibras sintéticas, y/o plásticos y acrílicos, el resultado de la quemazón será tóxico, y si hay contenido de ácido fluorhídrico, tanto en la tierra como en el agua de amasado, será carcinogénico.
  • Hay una tendencia a usar residuos de la producción agraria y de otras industrias, cuyas substancias habrá que estudiar en relación a la salud de las personas y el impacto ambiental.
  • Un estudio sobre la utilización de virutas de cuero proveniente de curtiembres basa su seguridad en que las virutas queden confinadas en el interior de los ladrillos, alternativa altamente cuestionada dado que estas virutas contienen substancias peligrosas como el cromo.

Alternativas Sustentables para la Fabricación de Ladrillos Macizos:

Ante este panorama, la fabricación de ladrillos macizos en el marco de la Sustentabilidad no parece posible, sin embargo, hay estudios que demuestran que bajo determinadas condiciones, puede serlo.

Existe desde siempre, una competencia de usos entre la producción agropecuaria, el uso urbano y la actividad extractiva. Con una estrategia apropiada se podría realizar extracción con urbanización sin afectar las actividades productivas.

  • Si la extracción (decapitación) de suelo fértil se hiciera estratégicamente bordeando lo que ya es zona urbanizada, y en tierras previamente destinadas mediante ordenanzas a ser urbanizadas a corto plazo, no habría degradación, ya que esos suelos terminarían siendo cubiertos por construcción. Sería una excavación de obra en dos pasos, primero retirando la capa de suelo apta para hacer ladrillos, y luego realizando el resto de la excavación.
  • Otra alternativa es la utilización de suelos menos ricos (al sur del Río Salado), a los que se pueden agregar aditivos químicos y minerales para mejorar su calidad.
  • También se está investigando la utilización de materiales alternativos al humus, como por ejemplo, los sedimentos de ríos y lagunas. Estos sedimentos son material en suspensión que naturalmente decanta. Un ejemplo lo tenemos en Mendoza, en fincas con actividad agrícola,  cruzadas por canales de riego que se dragan una vez al año. Estudios hechos a escala de laboratorio demuestran su efectividad para fabricar materiales de construcción. Si se hiciera un estudio a nivel de planta productiva, probablemente se podría fabricar un considerable volumen de ladrillos. Actualmente, el material extraído del dragado se deja en los bordes, pero si se planificara su utilización, esto implicaría que el gasto de extracción ya estaría solventado.
  • Otra posibilidad es la utilización de material de las obras del dragado del Río Salado y otras vías navegables. Los ríos siempre trasportan material de arrastre (por el fondo) y en suspensión, que por múltiples razones (lluvias, cambios de curso, cambios en la sección de escurrimientos (Delta del Paraná), formación de embudos, cambios de velocidad, etc.), decantan. Estudios internacionales y uno para La Plata demuestran la aptitud de estos materiales finos para la industria de la construcción y cerámicos.
  • Otra alternativa para la Provincia de Buenos Aires sería el aprovechamiento de los “bajos” localizados en la denominada Pampa deprimida del Salado, (cauces de arroyos, lagunas, bañados). Estas áreas funcionan naturalmente como elementos reguladores ante problemas de inundaciones. Cuando se colmatan (rellenan), totalmente, pierden su capacidad reguladora, con lo cual se agrava el problema de las inundaciones. Si se pudiera recuperar estas cuencas como elementos reguladores, dragándolas, ese material serviría, además, para revertir la utilización de humus para la fabricación de ladrillos.
  • En la medida que se resuelvan los problemas obtención de materia prima y se realicen estudios de composición en cada lugar de extracción, quedaría por resolver la cochura, que podría realizarse en hornos cerrados como los de los ladrillos huecos (que tienen mayor contenido de arcillas que los macizos, es decir, no utilizan tierra fértil). De esa manera se podrían controlar temperatura y humedad, lo que reduciría deformaciones y cambios de color, y también las emisiones al exterior.

Conclusiones:

Hacer un edificio de ladrillos macizos en Argentina es y será sustentable, siempre y cuando se cumpla con:

Alentar políticas de gestión ambiental que contemplen:

  • Estudios de impacto ambiental en extracciones y procesamientos.
  • Extracción de materias primas en lugares adecuados.
  • Control de la composición y cochura de los ladrillos.
  • Control de las condiciones de seguridad en cavas y plantas de producción (amasado, moldeo, secado, horneado y estibado).
  • Control de los ladrillos macizos que se comercializan.
  • Normativas para manipulación de eventuales materiales peligrosos.

El mercado de materiales está en permanente evolución, y no se puede cambiar abruptamente, como así tampoco modificar las políticas de manera inmediata; son procesos en los que es necesario objetivar un futuro, formar las estrategias y vehiculizarlas a través de métodos flexibles, en concordancia y obligado ajuste a la dinámica existente.

Sí es importante conocer lo que seleccionamos, tomando en cuenta todas las etapas y detectar en dónde se produce (o puede producirse) un impacto negativo, para reducirlo tanto para las personas como para el ambiente, y en caso del ladrillo macizo, proteger nuestra Pampa, que es el objetivo de esta publicación.

Asesoramiento Científico-Técnico recibido:

Instituto de Geomorfología y Suelos de la Universidad de La Plata – Arq. Mirta Cabral y Arq. Luis Forte.

Dr. Felipe Monk, químico especialista en Patologías de la Construcción

Agradecimientos:

Al Arq. Juan Ignacio Cantiri, Pasante de Investigación CIHE-SI-FADU-UBA, por su aporte en la reseña histórica.

(*) Este artículo está basado en el capítulo “Sustentabilidad de los materiales”, de la investigación correspondiente al Proyecto de Investigación UBACYT A013 “Certificación de edificios sustentables y el MDL aplicado al sector edilicio” CIHE-SI-FADU-UBA, bajo la dirección de los Dres. Profs. Arqs. Silvia de Schiller y Martin Evans.

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Referencias editoriales: Mühlmann S. (2011) El ladrillo macizo en los tiempos de la sustentabilidad, Arquis – Documentos de Arquitectura y Urbanismo, Editado por la Universidad de Palermo, ISSN 0328-2384, Buenos Aires.

[1] Centro de Investigación Hábitat y Energía de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires

[2] Bruntland, G. H. (1987), UN Documents, Gathering a Body of Global Agreements, The Report of the Brundtland Commission, Our Common Future, Chapter 2: Towards Sustainable Development, Oxford University Press.


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