En la Ciudad hablan de “parques” pero nos quitan el verde

El GCBA vende tierras que deberían ser de uso 100 % público y permite que se utilicen para desarrollos inmobiliarios.

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Punta Carrasco. Una de las zonas ribereñas de la Ciudad afectadas a nuevos usos. Foto Guillermo Rodríguez Adami

La Ciudad de Buenos Aires se ubica sobre terrenos de poca pendiente surcados por arroyos que, hoy entubados, desembocan en el Río de la Plata o el Riachuelo.

Sus características geográficas, topográficas e hídricas la hacen particularmente vulnerable ante el impacto de fenómenos hidrometeorológicos severos, acentuados por la alta impermeabilización de su suelo y el relleno y edificación sobre su costa.

Los espacios verdes son escasos y se encuentran mal distribuidos en relación a su densidad poblacional. Debido al crecimiento del área metropolitana, la posibilidad de contacto con áreas naturales es cada vez más compleja y lejana.

Si bien cuenta con más de 16 km de costa, casi no brinda acceso público al borde ribereño. Finalmente y por efecto del cambio climático, se esperan para esta región lluvias más intensas, aumentos en las temperaturas promedio y un incremento en olas de calor.

Con estos desafíos urbano-ambientales, la Ciudad ha sido gobernada durante los últimos años en un contexto particular de acceso a recursos y poder, ya que por primera vez desde su autonomía, coincidió el color político de las tres jurisdicciones con injerencia en decisiones de planificación y gestión del territorio metropolitano.

Recursos entre los que se destaca la transferencia a la Ciudad de gran cantidad de tierras públicas, herramienta estratégica para orientar el desarrollo. Poder que se refleja en mayorías legislativas que sancionan el marco normativo necesario para cualquier propuesta de transformación.

inundaciones

Inundaciones en Villa Independencia, en Lomas de Zamora. Muchas zonas del Sur del Conurbano se ven afectadas cuando hay fenómenos climáticos de magnitud.

Esta fortaleza facilitó la implementación de una variedad de proyectos de intervención urbana, involucrando cambios en usos de suelo, incremento en niveles de constructibilidad y la venta de terrenos del Estado.

Muchos de los proyectos se describen con términos como “ciudad verde”, “parque” o “paseo”, por lo que vale la pena analizar el impacto ambiental de estas propuestas y su aporte hacia un modelo de ciudad más saludable, resiliente y sustentable. En este caso, revisemos dos “parques” particularmente significativos.

Parque de la Innovación 

La esquina de Av. Del Libertador y Udaondo, en el barrio de Núñez, registra una de las cotas más bajas de la Ciudad (aproximadamente 2,5‐3 m IGN). Es una zona afectada tanto por eventos pluviales como sudestadas, donde corre entubado el arroyo White.

Allí, se vendieron a privados 15.000 m2 de tierra pública y se definió normativa que permite la construcción de edificios con un Factor de Ocupación Total (FOT) de 8.

Para el resto del predio, que cubre en total 15 hectáreas, se autoriza la ocupación e impermeabilización de un 80 % total del terreno y la posibilidad de incluir subsuelos sin límite de profundidad.

El proyecto no cuenta con indicadores de inundabilidad o relevamientos hidrológicos y geomorfológicos específicos, ni con estudios que validen la capacidad de soporte de la infraestructura pluvial existente o programada para absorber la escorrentía adicional que el nuevo desarrollo impone sobre la ciudad en su conjunto.parque de la innovacion

Parque de la Innovación. Imagen del proyecto.

Para completar, las instalaciones de la Asociación Tiro Federal que funcionan en el lugar, se trasladan a un nuevo predio sobre la costa. Este terreno se obtuvo a partir de rellenos y la rectificación de la desembocadura del arroyo Medrano, alejando aún más su recorrido, reduciendo las pendientes de escurrimiento y complejizando su desagüe.

El nombre elegido para este proyecto es “Parque de la Innovación”. Pero poco tiene de “parque” y menos aún de “innovador” el resultado urbano-ambiental de esta intervención.

Parque Salguero

Otra propuesta más reciente impulsada por el Gobierno de la Ciudad vuelve a llamarse “parque”, en este caso, “Parque Salguero”. Se trata de tierras ribereñas ocupadas por los complejos Costa Salguero y Punta Carrasco.

Predios que una vez finalizadas las concesiones otorgadas en los noventa debían convertirse en un gran espacio público. Así lo define la Constitución de la Ciudad cuando dice “Los espacios que forman parte del contorno ribereño de la Ciudad son públicos y de libre acceso y circulación” (art. 8).

Y luego lo reafirma el Plan Urbano Ambiental, que establece “Destinar a uso público los predios de dominio estatal que se desafecten en las riberas” (art 9, inc 4).

parque salguero

Concurso Nacional de Ideas Buenos Aires y el Río Parque Salguero. Imagen de una de las propuestas ganadoras.

A pesar de ello, durante los últimos años el Ejecutivo porteño fue proponiendo proyectos y la Legislatura sancionando leyes que cambiaron el destino de estas 32 hectáreas. Lo que originariamente debía destinarse en un 100 % para el disfrute y uso público, pasó a ser solo un 65 %, ya que el resto será fraccionado y vendido.

Además, la infraestructura vial necesaria para acompañar la nueva urbanización se descontará del porcentaje de terreno público. Luego de todas estas operaciones, los ciudadanos y ciudadanas de Buenos Aires deberán restar a su patrimonio más de 11 hectáreas de valiosísimas y únicas tierras ribereñas.

Sustentar las políticas públicas en base a enajenar y luego densificar suelo urbano sin planificación ni priorización de criterios ambientales integrales tiene consecuencias graves para el desarrollo futuro de la Ciudad.

En términos de resiliencia al cambio climático, se aumenta la cantidad de población y actividades en riesgo. Y se pierde la posibilidad de incorporar nuevas estrategias para la adaptación y mitigación de inundaciones, olas de calor o altas temperaturas con propuestas menos antropizadas como grandes parques urbanos o corredores verdes.

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Altas temperaturas y pocos espacios verdes. Un cóctel que afecta cada vez más a Buenos Aires. Foto Guillermo Rodríguez Adami

Estas u otras intervenciones, reconociendo los servicios ecosistémicos que brinda la naturaleza, son las apropiadas para favorecer el refrescamiento, la ventilación, la absorción de lluvias y la retención de agua.

Las ciudades son estructuras rígidas y costosas de modificar: hoy se está proponiendo la Buenos Aires de las próximas generaciones, que tendrán que habitarla en un contexto complejo e incierto respecto de las condiciones de clima y la disponibilidad de recursos.

Por ello, y desde una perspectiva ambiental, hay en los últimos años pocos motivos para celebrar y unas cuantas oportunidades desaprovechadas para avanzar hacia una Buenos Aires verdaderamente más verde. «

María José Leveratto es Arquitecta FADU-UBA y Master of Science Arizona State University

Encuesta profesional sobre la Ley N° 13.059 y su Decreto Reglamentario 1.030 en la Provincia de Buenos Aires

En abril del año 2003, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires sanciona la Ley N°13.059 que regula las condiciones de acondicionamiento térmico exigibles en la construcción de edificios de uso humano. Con ello se busca contribuir a la mejora de la calidad de vida de la población y a la disminución del impacto ambiental favoreciendo la eficiencia energética de las construcciones.
En Julio del año 2010, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, emite el Decreto N° 1.030 que establece el marco regulatorio de la Ley N°13059, con el objetivo de reducir y eficientizar el consumo de energía destinada a calefacción y refrigeración de los edificios de uso humano.

Desde AS6030 queremos conocer el grado de conocimiento y aplicación de la normativa entre la matrícula profesional y para eso armamos una encuesta. Es breve y anónima. A continuación incluimos el link a la encuesta. Agradecemos de antemano a quienes participan e invitamos a difundir entre pares.

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdutWuDw3AP3aAGE97EKV6rwei5X-V8PFTHiDuc2fx9txmxXQ/viewform

Gracias

 

La identidad de los barrios, en riesgo por el nuevo Código Urbanístico

Si trazamos la volumetría permitida por el anterior Código de Planeamiento Urbano sobre la Ciudad de Buenos Aires, salta a la vista que la capacidad constructiva que permitía este código se encontraba muy por encima de la real. Sin embargo, uno de los objetivos del Código Urbanístico que acaba de cumplir un año era aumentarla. Es cierto que el código morfológico es más previsible para inversores y vecinos, y también está claro que ante el avance de la concentración humana en las ciudades, la respuesta es densificarlas.

Se entiende lo de reforzar las alturas en las avenidas, lo de eliminar el FOT –que constituía un valor mentiroso–, pero no se comprende el cambiar la fisonomía e identidad de barrios enteros sin justificación expresa, sin consultar a los entendidos en temas urbanos, y sin inscribirse en un plan urbano actualizado.

En contra de los lineamientos sustentables, se pretende que la gente que no quiere vivir en palomares se mude a los suburbios generando un costo de movilidad altísimo en términos energéticos. Y que se demuelan edificios enteros porque no se ajustan al nuevo pulmón de manzana que por suerte ahora se debe respetar a rajatabla. Si bien las nuevas construcciones deben contemplar los edificios existentes, los cambios abruptos de alturas respecto al anterior código multiplicarán las numerosas disrupciones que generan los nuevos edificios en un entorno que todavía no justifica su renovación.

Núñez, según el nuevo Código Urbanístico. Se incluye una imagen del Mapa de Edificabilidad y un ejemplo de la edificación posible. (Fuente: Google Maps.)

Núñez, según el nuevo Código Urbanístico. Se incluye una imagen del Mapa de Edificabilidad y un ejemplo de la edificación posible. (Fuente: Google Maps.)

Los autores de este mapa parecen no haber tenido en cuenta la ciudad real, esa que se hace recorriendo las calles y escuchando a los ciudadanos. La que se puede avizorar con herramientas digitales poderosas sin perder demasiado tiempo, o tomando en cuenta las zonificaciones previas y los motivos que las generaron. Por ejemplo, no es lo mismo tener un FOT de 1 ocupando 1/4 de manzana que pasar a permitir planta baja, tres pisos más un retiro dejando el 11% de la superficie de la manzana como pulmón.

El FOT de alguna manera regulaba la densidad permitiendo una ciudad más amable, sobre todo en los distritos de baja densidad. Y como los terrenos se venden en función de su posibilidad constructiva, nadie va a desperdiciar sus metros cuadrados. Entonces, barrios enteros de chalets con piletas mutarán a cemento en pocos años, como es el caso de sectores de Núñez, Villa Devoto, o Floresta.

Temas como asoleamiento, ventilaciones cruzadas, FOS máximo dentro de la banda edificable y otras herramientas para mejorar nuestro hábitat no se plantean en este código morfológico. Para acentuar esta postura, prohíben los jardines al frente, ya que las casas deben construirse sobre la línea oficial, y tampoco permitirán que estén separadas de las medianeras. Esto suena al menos interesante en las zonas más densificadas y centrales, pero destruye una tipología característica de ciertos barrios en se destacan en las estadísticas por su calidad de vida.

Otro caso inexplicable es el de las zonificaciones comerciales o industriales que pasaron a convertirse en zonas de baja mixtura de usos, en las que sólo se permiten el uso residencial y pequeños negocios de apoyo a la vivienda. Tal es la situación de la Av. Beiró entre las avenidas Lope de Vega y Gral. Paz, que hasta el año pasado era C3II (equipamiento administrativo, comercial, financiero e institucional, a escala barrial) y los numerosos locales existentes ya no pueden reciclarse para otros usos.

O como sucedió en una importante zona de Mataderos con zonificación industrial y llena de galpones, no solamente le adjudicaron baja mixtura de usos, si no que establecieron trazado de pulmón al 1/4 de manzana y altura de Planta Baja, 5 pisos y 2 retiros. Los numerosos establecimientos que existen resultarán inútiles en poco tiempo, profundizando la crisis abierta por la situación económica actual.

Estos temas fueron tratados sin analizar las consecuencias de aplicar la letra escrita sobre el territorio. Pero existen otros problemas más concretos que no requieren de expertos en Urbanismo para ser discutidos: el primero es un tema legal, ya que en este Mapa los colores impuestos en las distintas planchetas no son reales: las zonificaciones ya no terminan en el límite de las parcelas, una aberración que permitía que se sumaran lotes invadiendo zonificaciones más restringidas.

La equitativa determinación de que en una manzana con distintas zonificaciones estas queden delimitadas por el trazado de la Línea de Frente Interno, de manera que las reglas sean claras para todos los vecinos, hace que a una misma parcela puedan alcanzarle dos zonificaciones distintas, o que una parcela sobre una calle con edificación menor lleve volumetría de la zonificación mayor. En definitiva, el mapa indica parcela por parcela a qué distrito pertenece, pero según la letra escrita puede ser falso.

Sumado a eso, existen errores que responden al tipo de programa informático con el que fue intervenido, ya que algunas parcelas carecen de zonificación, u otras que antes la poseían ahora pasaron a ser Urbanización Futura como si se les hubiera derramado un color sobre el otro. Y una herramienta digital creada con muy buenas intenciones para facilitar la información de lo que se puede construir, el Plano Abierto, no hace más que sumar caos con información errónea: lotes con dos alturas diferentes, trazados normales de pulmón en manzanas atípicas, zonificaciones omitidas. Por suerte avisan que sólo es de carácter orientativo como para que nadie se lo tome en serio a la hora de planificar una inversión.

En definitiva, generar un Mapa de Edificabilidad y Usos no es un problema estético, en el que las avenidas llevan un color, las manzanas linderas otro y lo que queda entre medio de ellas en otros tonos: amerita un análisis consciente de las preexistencias y del futuro al que se apunta, incorporando todas las variables involucradas que incluyan el transporte y los servicios públicos, y los impactos que estas leyes van a generar sobre la trama de la ciudad y sus habitantes. La decisión de cómo debe ser la ciudad no puede tomarse desde un escritorio, tiene que incluir el aporte interdisciplinario de expertos e instituciones que lo validen frente a las futuras generaciones.

Por ahora, la propuesta de modificación al Código Urbanístico aprobada en primera lectura en diciembre pasado ni menciona la posibilidad de efectuar revisiones a este Mapa. Sería una valiosa oportunidad para hacerlas.

Magdalena Eggers

La audiencia pública por el proyecto de modificación del Código Urbanístico es el 25 de marzo y los interesados en expresar sus opiniones deben inscribirse a partir del 20 de febrero en https://www.legislatura.gov.ar/audiencia/98

Opinión de un integrante de AS6030 sobre la propuesta del nuevo código de edificación de la Ciudad de Buenos Aires

La arquitecta Magdalena Eggers asegura que la normativa es retrógrada en lo que hace a la sustentabilidad. Por ejemplo, se elimina la obligación de recolectar agua de lluvia y se reduce la exigencia de obtener un aislamiento térmico de nivel B para los muros medianeros

Buenos Aires. Vista aérea de la ciudad que cambiará su normativa.

MAGDALENA EGGERS, ARQUITECTA ESPECIALISTA EN NORMATIVA.

Se vende como el código del futuro. Pero basta leer unas pocas líneas para comprobar que no es tan así. Es un tema no menor que solo enuncia objetivos a cumplir, y se pretende prescribir la forma en que se cumplirán a través de un Reglamento Técnico fácilmente actualizable por el Poder Ejecutivo. Pero en muchos casos ni siquiera estos objetivos se enuncian (sólo indican “deberán cumplir con la Reglamentación Técnica”). Y en otros se define hasta a qué altura van las leyendas en una puerta de salida o cómo se deben enumerar los ascensores. Para muestra bastan algunos comentarios.

Las tramitaciones ágiles tampoco parecen serlo: el punto 2.1.3.7 establece para la concesión del permiso de obra que  “ante la presentación de la documentación exigida”, ésta dependerá de lo que opine en ese momento la Autoridad de Aplicación, que “informará al solicitante el plazo en el que se expedirá”.

Si hablamos de habitabilidad, según el código de 1942, las habitaciones de una vivienda podían tener 10 m2 y las restantes 6 m2. Las normas de habitabilidad que se aprobaron en 1979 –con el objeto de frenar la especulación inmobiliaria– impusieron medidas mínimas para cada tipo de ambiente, que años más tarde se ajustaron a la realidad de los terrenos de 8,66m, y que hasta hoy se verifican. Pero ahora el estar comedor puede tener 9 m2 en lugar de 16 m2, y un dormitorio principal va a poder tener 7,50 m2 (en lugar de 10 m2), con lado mínimo de 2,50 m (¡incluido el placard!), y restarle a ese ancho una tolerancia del 3% por razones constructivas.

Anuncian que desaparece la exigencia de bidet y bañera para las viviendas. Y yo me pregunto en dónde se encuentra ese requerimiento en nuestro código.

Se sigue obligando a proyectar un local lavadero con ventilación a espacio urbano, cuando en la actualidad se reduce a un lugar para un lavasecarropas, si es que el edificio no cuenta con ese servicio.

En cuanto a las condiciones de iluminación, tampoco aprendemos de los casos reales: sigue sin establecerse una relación máxima entre ancho y profundidad de un ambiente (o por lo menos exigir mayor iluminación), cuando sabemos que en el mercado diseñan ambientes de 3 m de lado con 10 o 12 m de profundidad, con una ventana en el extremo. Además, este proyecto beneficia con la reducción en un 20% de la superficie de iluminación de los ambientes que están bien orientados, en lugar de castigar ampliándola en los que no lo están. Y por si no quedan dudas sobre las pérdidas de condiciones de habitabilidad, se van a permitir ambientes en sótanos ventilando a patios.

En lo referido a sustentabilidad, entre los retrocesos se elimina la obligación de recolectar agua de lluvia y se reduce la exigencia de obtener un aislamiento térmico de nivel B para los muros medianeros –como existe en la provincia de Buenos Aires desde hace nueve años– en los edificios de más de 1.500 m2. Lo más extraño es que propone diferentes coeficientes de aislamiento para un mismo ambiente. El resto de los postulados son sólo expresiones de deseos.

Si hablamos de seguridad, a contrapelo de las tendencias mundiales, se continúan soslayando los detectores de incendio y rociadores en edificios de magnitud, a pesar de que ya desde los años 70 se requieren en la provincia de Buenos Aires. Otro tema no menor es que eliminan la responsabilidad en Seguridad e Higiene en obras de hasta 2.500 m2, cuando esta especialidad es indispensable para garantizar la seguridad de los obreros y evitar accidentes por lo menos en obras en altura o cuando se proyectan varios subsuelos.

Las tan pregonadas nuevas tecnologías en la calidad de los materiales y en los sistemas de instalaciones no se manifiestan en ningún lugar de este documento, se reitera el texto actual con cambios de terminología para que parezca nuevo. Un caso testigo es el de la superficie mínima de las salas de máquinas de ascensores, que cuando se estableció en los años 60 dependía de enormes máquinas, que fueron reemplazadas por pequeños motores que se pierden en un local que termina usándose como depósito. También se ve reflejado en el empleo de vocablos en desuso como listeles y guardapolvos.

Sobre los usos existe una larga lista de comentarios, comenzando por la categorización de productos perecederos de acuerdo a docenas de unidades (¿?), o la falta de orden y criterio para las clasificaciones.

No existen consideraciones para los edificios existentes que se amplíen, con lo que obligan a cumplir o demoler, con todo el desaprovechamiento energético y pérdida de valores patrimoniales que ello significa. Y los lineamientos de conservación y mantenimiento propuestos se reducen a dos páginas, en las que lo único nuevo, en concreto, es la obligación de entregar un manual de mantenimiento al finalizar la obra.

Muchas de las exigencias quedan relegadas al criterio de la Autoridad de Aplicación, con lo que se profundiza la falta de normas claras que afiancen la actividad. Si bien es cierto que fueron consultados numerosos organismos e instituciones, la mayoría de las objeciones no fueron tenidas en cuenta. Tampoco las llamarán a integrar la tan solicitada Comisión Asesora Permanente para que la Reglamentación sea acordada por los expertos desde distintas ópticas. Una lástima, se perdió una oportunidad histórica. Este código pareciera estar pensado para los desarrolladores inmobiliarios y no para los usuarios.

https://www.clarin.com/arq/urbano/especialista-nuevo-codigo-edificacion-ciudad-atrasa-40-anos_0_Hy5XbSOd7.html

Manifiesto AS6030

Colectivo “AS6030”: Arquitectos que trabajan en sustentabilidad ambiental

As6030.ar@gmail.com

https://as6030ar.wordpress.com

Todo comenzó en un auto. Una tarde a fines de 2013 volvíamos de entregar un trabajo con Claudio, Laura y Majo. Habíamos abordado prácticamente todos los temas de sustentabilidad edilicia y comentando lo que acabábamos de hacer, Majo dice: tendríamos que tener un grupo para charlar de estas cosas, juntarnos, intercambiar y hacer propuestas, armemos algo.  En otoño de 2014, con la perseverancia de Majo y complicidades varias, nacía el colectivo AS6030.

Conformado por arquitectos que trabajamos en docencia en grado y posgrado, la investigación, formación de recursos humanos, gestión pública, consultoría, construcción, y proyecto arquitectónico y urbano en la región metropolitana de Buenos Aires, constituimos lo que se podría denominar “una segunda generación” de arquitectos especializados en sustentabilidad ambiental en Argentina, formados entre los ochenta y principios de este siglo en la FADU UBA.

Con 17 miembros fundacionales a los que eventualmente se suman invitados del propio grupo, AS6030 se organiza de manera horizontal, con responsabilidades compartidas y respondiendo de forma voluntaria a las propuestas y tareas que surjan, según disponibilidad y perfil de cada uno de sus integrantes, entre las que merece destacarse Majo como impecable moderadora. En los encuentros mensuales en el Museo del Fotógrafo, hallazgo de Marta, e intercambios vía web, surgen los temas de debate, investigación, extensión, divulgación y presentaciones concretas, como modificaciones de proyectos de ley ante la legislatura porteña y asesoramiento en el área normativa del CPAU.

En un contexto donde se combinan: una extendida calidad constructiva deficiente y, consecuentemente, una fuerte dependencia en sistemas de acondicionamiento térmico con alto consumo energético e impacto ambiental; una muy poca o nula conciencia de los efectos que determinados materiales y sustancias pueden provocar en la salud; junto a cierta tendencia –muy arraigada en nuestra cultura arquitectónica– a la emulación acrítica de imágenes y formas pensadas y desarrolladas para otros contextos y climas en concordancia con un uso indiscriminado, y a menudo frívolo, de los términos “sustentabilidad” y “verde”; hemos generado un espacio de encuentro para intercambiar y compartir experiencias sobre cómo mejorar nuestras ciudades y territorios, y lograr los cambios que consideramos necesarios para una arquitectura sustentable de calidad en Argentina y la región.

 

Referencias bibliográficas: Colectivo AS 6030, Encuentro de Arquitectos, Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, Revista Notas CPAU N° 33, Año IX – Agosto 2016, ISSN 1852-9135, Buenos Aires.

Nuevo código de edificación de la Ciudad de Buenos Aires: es imprescindible revisar criterios de sustentabilidad

En una ciudad como Buenos Aires, donde se combina un planeamiento urbano centrado en el crecimiento sin criterios de sustentabilidad con una deficiente calidad constructiva y una evidente desatención a la eficiencia energética en edificios, creemos necesario revisar los contenidos del Proyecto de Ley para el Nuevo Código de Edificación aprobado en primera lectura por la Legislatura, el jueves 6 de septiembre de este año.

Los edificios son grandes consumidores de energía, agua y materiales y los mayores responsables del cambio climático.  En la Argentina el 33% del total de la energía consumida se destina a este sector, con valores más altos que los requeridos por el transporte y la industria.  Vale señalar también que de ese porcentaje, más de un 40% se utiliza para calefaccionar y refrigerar ambientes. Si analizamos el impacto de lo construido sobre el cambio climático, datos relevados por la Agencia de Protección Ambiental muestran que los edificios son responsables del 52% del total de las emisiones de gases efecto invernadero en la Ciudad de Buenos Aires. Si además tenemos en cuenta los avances realizados en el contexto internacional, regional e incluso dentro de nuestro país en materia de normativa para la construcción sustentable y la eficiencia en el manejo de los recursos, es notable la desactualización que tiene la normativa de la Ciudad de Buenos Aires al respecto.

El Nuevo Código de Edificación en una herramienta fundamental para remediar y prevenir los impactos de lo construido en el ambiente y por este motivo nos preocupa que el texto aprobado resuma los conceptos relacionados con el diseño sostenible a una breve sección (Titulo 3.7 entre las páginas 126 y 131), donde además de omitirse temas de relevancia, se confunde y complica la real aplicación de criterios de sustentabilidad en nuestro futuro Código de Edificación.  En consecuencia, quisiéramos señalar algunos errores y omisiones significativas:

Aislamiento térmicoEl punto referido a aislamiento térmico de la envolvente (3.7.1.2) es tal vez el más preocupante, ya que además de ser regresivo respecto de legislación vigente (Ley 4458-2012), define valores máximos de transmitancia térmica (K) con criterios que revelan falta de conocimiento sobre el comportamiento térmico de edificios, exigiendo por ejemplo en el caso de muros, aislamiento solamente en “fachadas” lo que termina permitiendo una envolvente de pésima eficiencia en, por ejemplo, muros privativos, patios interiores y/o medianeras expuestas al exterior.  Tampoco se aíslan correctamente los techos y las losas expuestas al exterior.

Esto ubica al nuevo Código en la extraña situación de ser, incluso, bastante menos exigente que los lineamientos nacionales establecidos en los Estándares Mínimos para la Vivienda de Interés Social, lo que significa tomar el camino inverso en cuanto a la política de eficiencia energética que el Gobierno Nacional viene pregonando en todo el país.  La opción que tendrían entonces los ciudadanos de Buenos Aires, si quisieran tener una vivienda verdaderamente eficiente energéticamente, sería…. mudarse al otro lado de la Gral Paz!

Respecto a los vidrios, el proyecto solo propone exigencias para superficies orientadas al cuadrante sur, sin considerar que las pérdidas y ganancias de calor a través de un vidrio no se relacionan exclusivamente con la orientación sino con la proporción de superficie translúcida  y con la relación entre las condiciones de temperatura interior y exterior y la incidencia o no de la radiación sobre esa superficie. Tampoco define exigencias para superficies semitransparentes en techos y permite, por ejemplo, construir lucarnas de cualquier dimensión sin ninguna previsión respecto de pérdidas de calor o ingreso de radiación en ese techo.

Es muy importante también destacar que aspectos como los valores de transmitancia térmica máxima admisible (KMAX ADM) y otros, no deberían parametrizarse en la Ley, toda vez que sólo podrían ser modificados mediante otra Ley; en tanto que, si estuviesen definidos en el Reglamento Técnico, su actualización sería más sencilla, permitiendo adecuarse en el futuro a mayores exigencias de aislamiento térmico.

Adicionalmente, no se consideró la propuesta de una Transmitancia Media Ponderada (KMED), que brinda al proyectista la libertad de establecer los porcentajes de superficies opacas y vidriadas que su diseño demande, compensándolos con la prestación de las mismas, con la única limitante de no superar un valor de KMED MAX ADM.

Aislamiento Acústico: Tampoco se habla en el nuevo Código del aislamiento acústico de las fachadas y de los muros, lo que expone a los usuarios a elevados niveles de ruido, incrementando el riesgo de padecer numerosas enfermedades. Cabe aclarar que la normativa vigente en la CABA, a la que se hace referencia en el texto del proyecto, no regula el uso vivienda. El Mapa de Ruido de la Ciudad de Buenos Aires, recientemente finalizado, permite verificar la severidad del contaminante acústico, y la necesidad de proteger a los habitantes de la ciudad con un marco regulatorio que determine valores mínimos de aislamiento de muros, pisos, techos y fachadas.

Confort Visual: Respecto al confort visual, el capítulo de sustentabilidad hace referencia a la necesidad de priorizar el uso de la luz natural. Menciona la obligatoriedad de asegurar determinados niveles de iluminancia sobre el plano de trabajo y una distribución homogénea de la luz en el espacio útil, cumpliendo con el artículo 3.3.7 ¨Iluminación y Ventilación de Locales¨ del Código. Sin embargo, ese punto presenta un método de verificación basado en una proporción matemática fija, que no tiene en cuenta cantidad ni calidad de luz recibida. Adicionalmente indica la posibilidad de reducir la superficie de iluminación en orientaciones supuestamente favorables, sin tener en cuenta que frente a la abertura podría existir un edificio que obstaculice el paso de la luz. Es importante cambiar ese sistema obsoleto de verificación, que no tiene en cuenta el entorno ni asegurar adecuados niveles de iluminación o confort visual. La metodología propuesta en el Código es una verificación que ya no se usa en otras legislaciones, menos aún si el objetivo es favorecer la sustentabilidad y la eficiencia energética.

Techos Verdes: Al referirse a techos verdes (punto 3.7.1.9.1) el texto incluye un listado de elementos que se requieren para materializarlo. Este listado omite la exigencia de contar con vegetación: menciona una capa impermeable, un drenante y una capa de retención del sustrato, pero no define la necesidad de incluir una capa vegetal superior, elemento fundamental en un techo “verde”.  En el mismo ítem, al referirse a techos verdes sustentables se establece que estos deben tener un sustrato mayor a 15 cm., cuando es exactamente al revés: para poder ser considerado sustentable, toda la bibliografía define que el espesor del sustrato no debe ser mayor a 15 o 18 cm. como máximo.

Separación de Residuos: Si bien la Ciudad cuenta con legislación que exige la separación de residuos sólidos domiciliarios, el Código no prevé áreas donde acopiar estos residuos en edificios de propiedad horizontal, pero mantiene la exigencia de contar con un espacio para compactador de basura, requerimiento obsoleto en el contexto actual.

El Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte (GCBA), a cargo de la redacción de los contenidos de este proyecto, cuenta con un informe técnico elaborado por equipos profesionales convocados por la Agencia de Protección Ambiental (GCBA) en el que se proponen definiciones respecto de diseño pasivo, aislamiento térmico de la envolvente, iluminación natural, confort acústico, calidad del aire interior, uso eficiente del agua, uso eficiente de la energía, incorporación de energías renovables, manejo de espacios exteriores, selección de materiales constructivos en función de su ciclo de vida, posibilidad de reuso o reciclaje, impacto en ambiente y salud, y comportamiento ante el fuego, gestión de residuos y adaptación de construcciones existentes. Para todas estas temáticas el documento incluye parámetros mínimos de cumplimento obligatorio con criterios de gradualidad y progresividad, incorporando además estrategias voluntarias valoradas a partir de tablas con puntajes que permiten proponer incentivos u otras herramientas de promoción o reconocimiento a obras de calidad.

Se considera relevante que, previo a la sanción definitiva de esta Ley, nuestros legisladores comprendan el valor de incluir las sugerencias, criterios y definiciones técnicas desarrolladas en ámbitos especializados, cuyos integrantes tienen larga trayectoria en el manejo y estudio de estas temáticas. De no realizarse las correcciones y ajustes necesarios a este Proyecto de Nuevo Código de Edificación, la Ciudad de Buenos Aires perdería una oportunidad única de avanzar hacia consistentes y perdurables estrategias de eficiencia energética, sustentabilidad, resiliencia, mitigación y adaptación frente al cambio climático, a contramano de lo que sucede en otras ciudades de mundo.

El diseño sustentable no necesariamente determina un costo adicional en las obras y debe comenzar a entenderse como una inversión imprescindible a favor de los futuros habitantes y usuarios de edificios en pos una mejor calidad ambiental y una reducción en el consumo de energía.  Lo que se construye hoy tiene un ciclo de vida de al menos cincuenta años, y en ese periodo deberá adaptarse a condiciones climáticas y de disponibilidad de recursos inciertas. Minimizar su dependencia energética y favorecer estrategias de ahorro es considerar a la resiliencia y al beneficio de la sociedad en su conjunto como objetivos fundamentales.

La redacción de un nuevo Código de Edificación representa para la Ciudad una importante inversión económica, política y administrativa, que se justifica y resulta significativa ya que brinda la posibilidad de actualizar contenidos, ordenar criterios e incorporar una nueva mirada hacia el futuro de la Ciudad. Sería muy valioso que podamos contar con un proyecto superador y consensuado que nos enorgullezca y nos permita a los porteños planificar una Ciudad verdaderamente más “verde” y sustentable.

Colectivo AS 6030

Federico Ambrosio. Arquitecto FADU-UBA. Profesor de Diseño Sustentable UADE y asesor de eficiencia energética. Barbara Berson. Arquitecta FADU UBA. Docente de materia Arquitectura FADU UBA, Cátedra Roca – Sardin. Directora de revista Notas, Cpau. Consejera Cpau 2018-2022.  Susana Inés Caruso. Arquitecta FADU UBA – Docente e Investigadora en Materiales Sustentables con Residuos – CEP ATAE FADU UBA.  Gabriela Andrea Casabianca. Arquitecta FADU-UBA – Investigadora Adjunta CIHE-FADU-UBA, Prof. a cargo Energía en Edificios FADU – UBA. Miembro del Subcomité de Acondicionamiento Térmico de Edificios, IRAM.  Ana Maria Compagnoni. Arquitecta FADU-UBA – Investigadora CIHE-FADU-UBA y CAEAU-FA-UAI. Prof. Titular de Ambiente y Arquitectura FA-UAI- Miembro de Subcomités Construcción Sostenible y Ciudades y Comunidades Sostenibles de IRAM.  Claudio Alberto Delbene. Arquitecto FADU-UBA. Mag. en Sustentabilidad en Arquitectura y Urbanismo, La ciudad Sostenible de la UNIA, Andalucía, España. Investigador CIHE-FADU-UBA. Profesor a cargo en Introducción al Diseño Bioambiental FADU-UBA, Profesor Asociado en Arquitectura Universidad de Belgrano.  Magdalena Eggers. Arquitecta FADU UBA. Prof. Tit. Legislación de Obras UTDT.  Ismael H. Eyras.  Arq FADU UBA, D.E.A. U.JAEN Profesor regular FADU UBA Investigador IEH FADU UBA, Miembro Dto. Energía Solar CNEA.  Fabian Garreta. Arquitecto FADU-UBA. Consultor en arquitectura sustentable y energías renovables en edificios.  Daniel Kozak. Arquitecto FADU-UBA. PhD Oxford Brookes University. Director CIHE-FADU-UBA. Prof Titular FADU-UBA. Investigador CONICET.  Alejandra E. Kozak. Arquitecta FADU-UBA.  Maria Jose Leveratto. Arquitecta FADU-UBA. MSc Arizona State University.  Jorge Marusic. Arquitecto FADU-UBA. Investigador CIHE-FADU-UBA. Docente en Diseño Bioambiental, Arquitectura Solar y Energía en Edificios. Consultor en Sustentabilidad, Energías Renovables y Eficiencia Energética en Climatización.  Susana I. Mühlmann. Arquitecta FADU-UBA – Investigadora CIHE-FADU-UBA en Sustentabilidad de los Materiales, su Impacto en Ambiente y Salud. Miembro del Subcomité de Construcción Sostenible de IRAM.  Francisco Ortiz.  Arquitecto FADU-UBA. MCP Massachusetts Institute of Technology.  José M. Reyes. Arquitecto FADU-UBA. Miembro de los Subcomités de Eficiencia Energética en Edificios, Acondicionamiento Térmico de Edificios y Carpintería de obra del IRAM. LEED Green Associate.  Andrés F. Schwarz. Arquitecto FADU-UBA. MSc in Energy, LEED-AP: BD+C. USGBC Pro Reviewer / EDGE Auditor & Expert Profesor de posgrado en UBA, UP, UB. Miembro en IRAM.  Veronica Segura. Arquitecta FADU UBA. Maestría en Diseño Arquitectónico Avanzado FADU UBA. Docente de Arquitectura Sustentable UP y Proyecto Arquitectónico FADU.  María Verónica Snoj. Arquitecta FADU-UBA. Investigadora CIHE-FADU-UBA. Docente en la materia Energía en Edificios, FADU-UBA.  Ariel Sueiro. Arquitecto FADU-UBA – Posgraduado en Diseño Sustentable y Docente Diseño Sustentable UP. Miembro en IRAM en representación de la Secretaria de Vivienda del Ministerio de Interior de la Nacìon.  Marta Edith Yajnes. Arquitecta FADU UBA Esp. Gestión Ambiental Metropolitana UBA, Diplomada Negocios Sustentables UNSAM.

Suscriben los profesionales:

Pablo Azqueta. Arquitecto. Prof. Adj. FAPyD UNR. Máster en Restauración Arquitectónica (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid ETSAM UPM / España). Consultor en Uso Racional y Eficiente de la Energía.  Armando Chamorro. Ingeniero Polytechnic University of New York.  MSc City University of New York. CBCP, LEED AP.  María Leandra González Matterson. Arquitecta y posgraduada FADU-UBA. Investigadora y técnica de laboratorio en luz natural: IREC-Institut de Recerca en Energia de Catalunya; PhD. candidate ETSAB- UPC, Barcelona.  Roberto Daniel Ottobre. Arquitecto FADU-UBA – Doctor en Ingeniería Acústica (Universidad Politécnica de Madrid).  Marìa Silvina Soto. Ingeniera Agronóma. – investigadora INTA en techos verdes sustentables.

Presentación del colectivo AS 30-60 en el congreso Arquisur 2015

Presentación del colectivo “AS6030”:

Arquitectos que trabajan en sustentabilidad ambiental

Extensión

Bárbara Berson, Gabriela Casabianca,Susana Caruso, Ana M. Compagnoni, Claudio Delbene, Magdalena Eggers, Ismael Eyras, Alejandra Kozak, Daniel Kozak, María José Leveratto, Susana Mühlmann, Francisco Ortiz, Andrés Schwarz, Ariel Sueiro, Marta Yajnes, et al. As6030.ar@gmail.com

DIFUSION, PROMOCION, SUSTENTABILIDAD, AMBIENTE

 

Introducción

Si bien en nuestro país la investigación y docencia sobre temáticas relacionadas con la sustentabilidad ambiental en el entorno construido tiene ya un importante camino recorrido, estos conceptos no están aun sólidamente presentes en la práctica de la arquitectura y el urbanismo. En general, las currículas universitarias para la formación de nuevos profesionales abordan la materia como una cuestión optativa o de especialización, y raramente se incluye en la definición de políticas públicas la variable ambiental como criterio prioritario a tener en cuenta a la hora de definir prioridades urbanas y edilicias.

Los edificios son grandes consumidores de energía, agua y materiales y los mayores responsables del cambio climático antropogénico (UNEP-SBCI 2009). En la Argentina el 33% del total de la energía consumida se destina a edificios, con valores más altos que los requeridos por el transporte y la industria (FVSA 2013). Vale señalar también que de ese porcentaje, más de un 40% se utiliza para calefaccionar y refrigerar ambientes (INTI 2007). Si analizamos el impacto de lo construido sobre el cambio climático, datos relevados por la Agencia de Protección Ambiental para la Ciudad de Buenos Aires muestran que el sector residencial es responsable del 39% de las emisiones de gases efecto invernadero, en este caso también con valores por encima del sector transporte, tradicionalmente asociado a la contaminación del aire. (APrA 2009).

En este marco se presenta el colectivo “AS6030”, conformado por arquitectos que trabajan en áreas relacionadas con la sustentabilidad ambiental, desde distintos ámbitos como la docencia en grado y posgrado, la investigación, la formación de recursos humanos, la gestión pública, la consultoría, la construcción, y el proyecto arquitectónico y urbano en la región metropolitana de Buenos Aires.

AS6030 es parte de lo que se podría denominar, “una segunda generación” de arquitectos y planificadores especializados en sustentabilidad ambiental en Argentina, formados entre los ochenta y principios de los dos mil, en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Como segunda generación, nos referimos a profesionales que se integran a la docencia, investigación y práctica profesional cuando comienzan a tomar fuerza nuevos paradigmas de desarrollo, relacionados con el nacimiento de una mirada global y transgeneracional de los problemas ambientales y sus efectos sobre la vida humana en el planeta. Estos conceptos se inician a fines de los años ochenta, fundamentados inicialmente en el informe Nuestro Futuro Común (NU 1987) y en los resultados de la Conferencia de Naciones Unidas “Cumbre de la Tierra” celebrada en Rio de Janeiro en 1992.

El grupo se organiza de manera horizontal, con responsabilidades compartidas y respondiendo de forma voluntaria a las propuestas y tareas que surjan, según disponibilidad y perfil de cada uno de sus integrantes. Para favorecer la difusión y comunicación en la web, AS6030 se encuentra realizando un blog abierto (https://as6030ar.wordpress.com/), donde además de presentar al colectivo y sus objetivos, será posible encontrar artículos de opinión, trabajos de investigación o transferencia y obras construidas por alguno de sus integrantes o el grupo en su conjunto.

Objetivos de AS6030

En un contexto donde se combina un planeamiento urbano centrado en el crecimiento sin criterios de sustentabilidad; una deficiente calidad constructiva y, consecuentemente, una fuerte dependencia en sistemas de acondicionamiento térmico con alto consumo energético e impacto ambiental; una muy poca o nula conciencia de los efectos que determinados materiales y sustancias pueden provocar en la salud; junto a cierta tendencia –muy arraigada en nuestra cultura arquitectónica– a la emulación acrítica de imágenes y formas pensadas y desarrolladas para otros contextos y climas; con un uso indiscriminado, y a menudo frívolo, de los términos “sustentabilidad” y “verde”; AS6030 surge como un espacio de encuentro entre profesionales con visiones afines.

Las transformaciones producidas sobre el ambiente a partir de decisiones de diseño de arquitectos y planificadores urbanos tienen largos ciclos de vida y lo construido permanece con limitadas posibilidades de adaptación. Los cambios y adecuaciones posteriores suelen tener altos costos tanto económicos como sociales. En general, se tiene una visión limitada o sesgada sobre el impacto que las intervenciones urbanas y arquitectónicas tienen en el mediano y largo plazo, sin reconocer la incidencia económica, ambiental y cultural de cada decisión tomada. Es importante recordar los largos plazos de amortización de las edificaciones en general y por lo tanto la incidencia económica de cada decisión en lo que se refiere a costos no solo constructivos sino de mantenimiento edilicio a fin de conservar a sus habitantes en estado de confort y seguridad.

Por esta razón, nos proponemos como colectivo, reflexionar sobre nuestra tarea en relación a la multiplicidad de variables a tener en cuenta a la hora de intervenir sobre territorios y ciudades: criterios de uso del suelo, densidades, tipologías, tecnologías, sistemas constructivos y materiales, estrategias para la minimización y reutilización de residuos, y para el uso racional de agua y energía, como así también evaluar la resiliencia de lo construido a condiciones climáticas y de disponibilidad de recursos en un futuro incierto.

Estas visiones afines fueron las que motivaron la conformación del grupo, proponiendo establecer un espacio común para intercambiar y compartir experiencias sobre prácticas más amigables con el ambiente, con menor consumo de recursos, adaptadas a las condiciones locales, tanto climáticas como culturales, económicas y sociales, buscando soluciones factibles de ser llevadas a cabo en nuestro medio, sin resignar calidad, ni afán proyectual en todas las escalas de diseño.

Luego de más de un año de reuniones mensuales e intercambios vía web, AS6030 pretende también ser plataforma para la difusión y promoción de estos conceptos a partir de un debate amplio, que contribuya a avanzar hacia los cambios que consideramos necesarios para la materialización extendida de una arquitectura y urbanismo de calidad, que favorezca la sustentabilidad ambiental en Argentina y la región.

Es importante señalar que la mayoría de los participantes del grupo son docentes y dictan clases en cursos de grado de la carrera arquitectura y en cursos de posgrado y de actualización profesional en distintos ámbitos, tanto privados como estatales. Esto brinda la posibilidad de transferir las experiencias y resultados que surjan de este espacio de reflexión a otros profesionales y futuros profesionales, concientizando a nuevos actores en temas vinculados a la sustentabilidad en el hábitat construido.

Otro aspecto importante que interesa desarrollar es el vínculo con otros grupos y organizaciones que trabajan en la temática de la sustentabilidad. Actualmente, varios integrantes forman parte del Foro Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía (UREE), una iniciativa impulsada por la Fundación Vida Silvestre Argentina, del cual además forman parte la Fundación Avina, la Secretaría de Energía de la Nación, las Universidades de Buenos Aires y San Martín, la Unión Industrial Argentina, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial y la Red Argentina de Municipios Contra el Cambio Climático. Este foro busca crear un espacio que contribuya al desarrollo y fortalecimiento de iniciativas relativas al uso racional de la energía, articulando los aportes de distintos grupos de trabajo de todo el país. En este ámbito, los integrantes de AS6030 participan de las actividades y acciones del grupo Hábitat.

Propuestas de trabajo en AS6030

Entre las tareas específicas que el grupo viene realizando y se propone realizar pueden mencionarse: – Reuniones con funcionarios públicos referentes en el área ambiental, a fin de conocer propuestas y proyectos en la temática, y destacar la importancia de incorporar entre las estrategias políticas y de gestión ambiental a la arquitectura y el diseño urbano.

– Aportes a consultas de organismos profesionales, particularmente para la reformulación de códigos de planificación y de construcción.

– Difusión y debate sobre normativas relacionadas con la construcción sustentable vigentes en el ámbito local

– Difusión y debate sobre características y alcances de distintas obras públicas, relacionadas con la planificación urbana, la vialidad y el diseño y construcción de edificios públicos.

– Participación en el ámbito académico, para la difusión y capacitación profesional, particularmente a nivel universitario.

Entendemos que el trabajo de un grupo de estas características, en el que a partir de los mismos objetivos básicos confluyen una diversidad de miradas y experiencias, es un gran desafío. La formulación de propuestas y la toma de decisiones requiere de consensos e intercambio. En este marco se conforma AS6030, buscando aportar nuestra voz al debate sobre cómo promover una arquitectura y un urbanismo mas amigables hacia el futuro.

 

Referencias

Agencia de Protección Ambiental, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2009). Plan de Acción contra el Cambio Climático. http://www.buenosaires.gob.ar/areas/med_ambiente/apra/institucional/archivos/bsas_cc.pdf

Fundación Vida Silvestre Argentina (2013). Escenarios energéticos para la Argentina (2013-2030) con políticas de eficiencia.

Instituto Nacional de Tecnología Industrial (2007). Uso Racional de la Energía. Ahorros mediante Aislamiento Térmico en la Construcción. Ing. V. L. Volantino, Arq. P. A. Bilbao, Unidad Técnica Habitabilidad Higrotérmica, INTI Construcciones. Arq. P. E. Azqueta, Ing. P. U. Bittner, Ing. A. Englebert, Ing. M.Schopfloche, Comité Ejecutivo de INTI Construcciones; Comisión de Trabajo URE en Edificios.

Naciones Unidas. Programa Ambiental, Sustainable Building and Climate Initiative (2007). Building and Climate Change, Status, Challenges and Opportunities. Naciones Unidas (1987). Nuestro Futuro Común. http://www.un-documents.net/our-common-future.pdf